lunes, 11 de septiembre de 2017


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Cada sociedad, en un momento determinado de su historia, selecciona el sistema general de valores que considera más adecuados para satisfacer las necesidades sociales, siendo la escuela la institución encargada de su transmisión y desarrollo, por medio de la actividad educativa que se desarrolla en su seno.

En la actualidad, es muy común escuchar frases como: "se están perdiendo los valores", "existe una pérdida total de valores", "en mis tiempos están cosas no pasaban". Por lo general, estos comentarios corresponden a la pérdida de valores morales y sociales.

Cada ser humano tiene una concepción distinta de lo que son los valores morales, lo que, para algunos es moral para otros puede ser inmoral. Los valores se conciben de acuerdo con los parámetros y necesidades de cada sociedad, es decir que no hay una definición objetiva al respecto sino que todo es relativo. Sin embargo, siempre lo relacionamos con el lado bueno, perfecto y valioso. La moral y la ética, son inherentes al ser humano. Los seres humanos vamos interiorizando los valores morales desde el núcleo familiar, generalmente con el ejemplo. A medida que maduramos y crecemos como personas nos vamos familiarizando con otro tipo de valores, entonces comenzamos a interiorizar los valores sociales.

Sin embargo, a medida que avanzamos de generación en generación vemos como los valores han perdido valor dentro de las sociedades. Vemos como los jóvenes van perdiendo el respeto a sus mayores y como le dan valor a temas tan superfluos como la moda, la vanidad, la superioridad. Perdiendo así, el sentido de cooperación con sus semejantes. Todo esto juega un papel protagónico en la crisis social por la que atraviesa el mundo entero y en especial nuestro país. Debido a los altos índices de delincuencia, embarazos precoces, niños en situación de calle, tráfico de drogas y prostitución, entre otros tantos males que nos agobian.


Definición de términos

Antes de comenzar a profundizar en el tema que nos atañe, se quiere hacer una pequeña definición de los términos que más se emplearan durante el desarrollo del presente blog.

Los valores: son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.

Entre los valores más comunes se puede encontrar:



Los valores humanos: son aquellas virtudes a las que asignamos tanta importancia, que no podemos ponerle precio, permitiéndonos orientar nuestras decisiones y conducta ante la vida.

Tipos de Valores Humanos:



LA CRISIS ACTUAL DEL SISTEMA DE VALORES 

Los cambios sociales y culturales promovidos por la revolución científica y tecnológica, han jugado un importante papel en la crisis de los esquemas de valores y de los sistemas de creencias de la sociedad actual. 

Coombs (1985), sostiene que la crisis actual del sistema de valores tiene su origen en la transformación social que se produjo en la civilización occidental, a partir del siglo XIX. Las sociedades de Europa y de América del Norte, hasta ese momento mayoritariamente rurales, cambiaron sus formas de vida como consecuencia de la industrialización y el desarrollo de la urbanización que siguió a aquel periodo. El férreo control moral ejercido mancomunadamente por la familia, la escuela y la iglesia sobre la infancia y la juventud empezó a relajarse sin que ningún otros agente o institución social las reemplazara.

El fenómeno de la globalización, con toda la serie de problemas que conlleva (movimientos migratorios expansivos, choque y contacto de grupos humanos con culturas
diferentes y mentalidades colectivas contrapuestas) sitúa la crisis de valores en un
nuevo contexto espacial de alcance planetario que va a exigir la redefinición y elaboración de un nuevo esquema de valores más antropológico, más centrado en la dimensión universal y humanizadora del hombre y menos etnocéntrico.

Uno de los mayores problemas de la sociedad actual, es que carece o no quiere respetar los valores morales, que representan la guía o el código de reglas que son necesarias para la mejor convivencia colectiva. En consecuencia, si no tratamos de conducirnos en nuestra vida cotidiana, tomando como referencia estas reglas morales o de conducta, estaremos viviendo en iguales condiciones que en aquellas etapas de la historia humana, donde prevalecía la violencia, la inmoralidad, y el libertinaje como forma de vida, sin medir los resultados de tales acciones.

En los últimos años se ha hecho frente a una gran disminución de valores sociales y morales. Estas conductas son antisociales y deshumanizadas pero desafortunadamente cada día que pasa se están instalando más dentro de la sociedad actual.
Conductas llenas de odio, egoísmo, violencia e indiferencia ante el prójimo, son nuestro día a día. La razón de esto, quizás sea responsabilidad de nosotros mismos, ya que poco a poco el ser humano se ha deshumanizado, convirtiéndose en una maquina presa del stress diario y aupado por la tecnología dejando de lado el convivir cara a cara con sus semejantes.



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La Moral y Ética Profesional


Hay que reconocer que, en las profesiones en general, la moral y ética profesional parece no estar de moda. Es por tanto que en este blog, hablaremos sobre ello...

Podríamos pensar que, en el caso de la ética profesional, se ha de poner el acento en la transmisión de valores. Pero habría que hacer sobre ello algunas observaciones: Es verdad que en la formación del futuro profesional importan, no sólo los conocimientos y las habilidades, sino también las actitudes y los valores. El ser un buen profesional, desde el punto de vista moral, es una cuestión mucho más de adquirir y desarrollar los hábitos adecuados que de saber resolver situaciones moralmente complejas. 

Antes de continuar debemos saber qué significan cada una de estas palabras:

La moral puede ser entendida –en sentido descriptivo– como el conjunto de normas (implícitas en su mayor parte) presentes en una sociedad. Pero, además, en un sentido normativo-crítico, propio de la filosofía moral, incluye la valoración ética de la moral vigente, en función de unos principios éticos universalizables, señalando los valores y deberes que deben guiar las acciones humanas.

Los valores son los marcos preferenciales de orientación del sujeto, que se especifican y expresan en normas éticas o morales , como criterios o pautas concretas de actuación, y forman códigos morales, como conjunto de normas o principios y de leyes morales en una sociedad o profesión (deontológicos).

La ética, como reflexión crítica de segundo orden sobre los valores o comportamientos previos, proporciona razones que justifican o no las acciones, analizando los comportamientos morales. La ética explica, desde patrones de generalidad o universalidad, la experiencia moral humana y prescribe los modos de comportamiento justificables.La ética profesional comprende el conjunto de principios morales y modos de actuar éticos en un ámbito profesional, forma parte de lo que se puede llamar ética aplicada, en cuanto pretende –por una parte– aplicar a cada esfera de actuación profesional los principios de la ética general pero paralelamente –por otra– dado que cada actividad es distinta y específica,incluye los bienes propios, metas, valores y hábitos de cada ámbito de actuación profesional. Si bien se suele usar de modo intercambiable con “deontología”, la ética profesional tiene un sentido más amplio, sin limitarse a los deberes y obligaciones que se articulan en un conjunto de normas o códigos de cada profesión, para dirigirse a las virtudes y roles profesionales (Oakley y Cocking, 2001).

La enseñanza de la ética tiene como objetivo proporcionar instrumentos y claves relevantes para tener criterios propios y capacidad de elección propios de ciudadanos que participan en los asuntos públicos. En este sentido, hay un renovado interés por la “educación para la ciudadanía”, en un sentido más abarcador que la educación en valores y la moral, cuyo objetivo es contribuir a formar ciudadanos más competentes cívicamente y comprometidos en las responsabilidades colectivas.

Ya sabiendo estos dos conceptos podemos decir que, en la formación del futuro profesional importan, no sólo los conocimientos y las habilidades, sino también las actitudes y los valores. El ser un buen profesional, desde el punto de vista moral, es una cuestión mucho más de adquirir y desarrollar los hábitos adecuados que de saber resolver situaciones moralmente complejas.